Frances Morris lleva 30 años trabajando para la red de galerías de arte contemporáneo más visitada en el mundo. En 2016 se convirtió en la primera mujer en asumir la dirección una de las galerías que el imperio maneja en Londres, es la cuarta persona en el cargo y la primera británica en hacerlo.
Llorar. Esa fue la primera reacción que tuvo la inglesa Frances Morris cuando vio un cuadrado negro en una de las pinturas de Kazimir Malévich. Fue en ese momento que decidió estudiar historia del arte. Tenía 18 años. Jamás imaginó que cuarenta años después se convertiría en la primera directora del Tate Modern de Londres, el museo de arte contemporáneo más visitado del mundo y una de las cuatro galerías que la cadena Tate tiene en Reino Unido.
Morris asumió el desafío fiel a una de sus principales convicciones en el mundo del arte: reivindicar la importancia de las mujeres artistas. La decisión no sorprendió a los entendidos; no sólo porque Morris se convirtió en la primera mujer a cargo del Tate Modern, también porque en varias ocasiones ha manifestado su compromiso con reconocer los logros artísticos de las mujeres.
“Cada día puedes hacer grandes descubrimientos sobre mujeres que han sido ignoradas. Había muchas mujeres haciendo arte en el siglo XX y muchas no encajaban en las convenciones de la práctica canónica. Podían utilizar otros medios, abordar los temas de otra manera. Estaban en los márgenes y, en un mundo sin centro, todos los artistas en los márgenes de repente son relevantes”, dijo Morris al diario español El País en junio del año pasado.
Ella misma reconoce ser feminista y ver el mundo desde una perspectiva de género. Su trabajo en el Tate Modern es un reflejo de ello. Desde su arribo a la galería en 1987, ha estado detrás de tres grandes retrospectivas de artistas femeninas: la de la escultora francesa Louise Bourgeois (famosa por sus figuras de arañas) en 2007; la de la multidisciplinaria Yayoi Kusama en 2012, y la de la pintora abstracta Agnes Martin en 2015.
De ahí que a Morris se le reconozca como una de las arquitectas de la identidad de la galería que hoy encabeza, “nada define mejor al Tate Modern que la estructura metálica de la araña gigante que la artista Louise Bourgeois creó para su apertura en el 2000”, escribe el periodista especializado, Jonathan Jones, en una de sus columnas del The Guardian.
El arte femenino no es su única preocupación. Sus 30 años de carrera en el Tate Modern –entró como curadora de arte y llegó a ser directora de colecciones internacionales- le brindó una visión más amplia de la concepción de un museo y de los límites del arte mismo. Morris es una convencida de que la tecnología superó las fronteras del arte y la metodología de los artistas. En el nuevo desafío que emprendió a mediados del año pasado, sabe que uno de los retos es incorporar las nuevas formas de arte digital.
Con cinco millones de visitantes anuales, el Tate Modern, es el museo de arte moderno más visitado en el mundo, superando incluso al MoMA de Nueva York y al Reina Sofía de Madrid. Sus colecciones permanentes incluyen trabajos del surrealista Salvador Dalí; del ícono del pop art, Andy Warhol, y del pintor letón Mark Rothko entre otros artistas.
Morris es la primera británica en asumir la conducción de una de los cuatro edificios de la red de galerías y visitará la UAI el próximo 11 de abril para dictar la conferencia “Una mirada al Arte Moderno” a las 19.30 horas.
Más información e inscripciones en tatemodern@uai.cl.