Desde este año, alumnos trabajarán en sus proyectos desde el primer día de clases.
El Taller de Emprendimiento es una de las asignaturas más tradicionales de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez. Durante el verano, los alumnos de primer año realizan proyectos de carácter social o de negocios, con el fin de potenciar sus habilidades emprendedoras. “El principal objetivo es conocer de forma real el mundo de los negocios, y lo segundo, son los valores que entrega una actitud emprendedora: liderazgo, disciplina e innovación”, cuenta Sebastián Uriarte, coordinador del Taller de Introducción a los Negocios y Emprendimiento.
Este año 2017, el taller será potenciado aún más: los alumnos comenzarán a trabajar en sus proyectos desde el primer semestre: serán anuales. “Desde el primer día de clases, los alumnos van a trabajar en sus emprendimientos”, relata Sebastián. Lo que se busca es instalar una mentalidad emprendedora en los estudiantes para que ellos la apliquen no sólo en proyectos personales, sino en diferentes áreas. “Esa mentalidad es esencial también en los negocios y el management”, dice Uriarte.
A continuación, algunos de los emprendimientos más destacados del Taller de los alumnos de Santiago:
BioGreen
Este proyecto se basa en aportar al medio ambiente mediante la reutilización de colillas de cigarro. El producto es un mini macetero con Suculentas o Cactus con tierra abonada de cigarros.
Las colillas pasan mediante un proceso de desintoxicación, separando los residuos del algodón para luego utilizar este. Después de remojarlo en soluciones alcohólicas isopropílicas y que decanten las toxinas, el algodón se deja secar y se utiliza para la tierra. Así, al mezclarlo con la tierra, se obtiene una tierra más rica en nutrientes y que al mismo tiempo funciona como insecticida.
Diseñatic
Proyecto social que busca la integración de personas con discapacidades en la playa grande de Papudo. Esto se llevó a cabo mediante la construcción de una rampa que recorre la playa y permite a cualquiera llegar al agua. “Todos los días la usa gente en silla de ruedas, coches y muletas”, cuenta Michelle Didier, jefa del grupo. La rampa mide 27 metros de largo y 1,5 de ancho.